Por muchos años, el cubano el cubano se ha enfrentado a grandes necesidades materiales derivadas del Bloqueo Económico. Ante tal situación se ha reído de su propia desgracia, usando esta actitud como mecanismo de defensa para no dejarse vencer ante las dificultades y ha tenido que ‘exprimir’ prácticamente los objetos de uso cotidiano para sobrevivir. Empleando un tono sarcástico y hasta irónico, Dimas Bencomo Novoa, nos ofrece una obra que hace reflexionar a la sociedad sobre este tema, representando la voluntad de los cubanos de innovar y darle vida útil a objetos deteriorados, aunque con diferentes usos para los que fueron originalmente creados. Con elementos y códigos muy propios, toma los objetos de la realidad y los traslada a su obra, sugiriendo nuevos significados y usos que llegan directamente al espectador por la reducida gama de colores y tonalidades oscuras, que a su vez le imprimen seriedad y sobriedad a la obra.

Entre chapas de botella, mariposas de cuerda, formas de agarre, bielas de bicicleta y globos en forma de espiral, el autor va contando en cada cuadro una historia diferente, en la que predomina la manipulación del hombre sobre el objeto que es exprimido al máximo y la elevación de este como una utopía para el propio hombre. Mas allá de una ingenua contemplación de estos objetos, en su obra se respira una denuncia, que nos conduce a percibir como lo aparentemente inservible puede usarse para crear una nueva realidad reciclada o remendada.